Albur

C/ Manuela Malasaña 15, esquina C/Ruiz. Mapa.

En una zona con muchos locales y restaurantes encontramos este bar-cafetería con el señuelo de la placa de Mahou en la puerta y bastante buen aspecto. Está bien decorado con cacharros de bronce y tiene una zona con bastantes mesas, la barra un poco pequeña quizás.

La cerveza está bien tirada, y eso que tenían bastante prisas lo que le añade mérito al pararse para hacer bien las cosas, también cuentan con grifo de sin alcohol y de vermut (Izaguirre). En la carta de vinos tienen crianzas a 2,30€ y el resto tanto tinto como blanco a 1,90€. Acompañan la bebida con tapas variadas, algo más que unas simples aceitunas, sin exageración pero buenas.

En la carta encontramos unos buenos pinchos que anuncian como de «Chapata de harina de trigo y centeno elaborada en horno de leña», las hay de gulas jamón, tortilla, según anuncian salen a determinada hora y después se ve que están en un mostrador. A 1,80€ cada uno parecen bien, son de un tamaño considerable.

Las raciones son también variadas, morcilla, (excelente, no de arroz, tipo la de León), no hay que perdérsela, butifarra, croquetas (buenas también), tortillitas, a unos 8€ cada una, huevos revueltos y pimientos a unos 9€.

Se puede ver a mediodía que gran parte del público son habituales que comen allí, y está bastante lleno, buena señal. Además lucen un premio: el 3er premio del concurso de tapas de la II feria de la tapa de Madrid (junio de 2006) lo cual motiva aún más a probar sus pinchos.

Se trata de un buen sitio para cenar algo o para tomar el aperitivo.

post pendiente de ampliación

Únete a la conversación

2 comentarios

  1. Trabajé por la zona hace unos años y solía ir a tomar una cañita antes de comer.
    Es en este sitio donde me dieron la tapa más curiosa que me han dado jamas.

    Junto con mi cerveza, me pusieron un cuenco con un líquido de color verdoso.
    Caldo de melón, me dijeron. La verdad, el contraste entre la cerveza y el caldo (que no zumo), fue muy interesante.

    Un sitio para volver.
    Cerca de allí, estaba el Curripio, en la calle Fuencarral, donde hacían unos bocatas de calamares y boquerones fritos insuperables. Lástima que lo cerraran.

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *