Modesto Lafuente 64. Mapa. Tel: 91 533 41 54. Mapa.
Sudestada nace en Madrid como «sucursal» de uno original en Buenos Aires, no deja de ser curioso unos argentino montando un asiático. Recibe buenas críticas y es sin duda digno de visitarse si se es aficionado a esta cocina. El local decorado de forma zen, un poco frío, y para unos 25 comensales, imprescindible reservar para asegurarse mesa.
Antes de todo, hay que llegar con ganas de probar cosas nuevas, fuertes, con contrastes, toda una experiencia para la que hace falta olvidarse de los sabores habituales y estar dispuesto a experimentar. La verdad es que recuerda a una curiosa mezcla entre cocina «moderna» por presentación, detalles, combinaciones y juegos de sabores con los aromas más auténticos de Asia.
Antes de describir el menú, una larga aclaración, no soy crítico gastronómico, ni especialista en asiáticos y tampoco he tomado nota de los cinco ingredientes de cada uno de los diez platos probados, se trata de contar la visión normal, como ya he hecho a varios amigos, en el fondo el objetivo del blog. Supongo que teníamos el menú degustación, y por todo lo que hemos probado y lo relativamente corto de la carta creo que hemos tenido una buena visión de su cocina.
Para empezar unos rollitos vietnamitas pero de tamaño considerable, no «de muestra» como suele ocurrir, con su correspondiente lechuga, menta y un poco de ensalada y la salsa para acompañar, muy buenos. Para continuar una excelente empanadilla con un relleno de fuerte sabor a jengibre, de lo mejor de la comida, después una ensalada de entrañas de cordero, menos mal que tenía alguna verdura picante, pero el sabor era duro de pasar, al menos para mi. Luego una empanadilla, pero con la masa cocida en lugar de frita y salsa de soja, imprescindible para tomarla, también buena.
Ahí empezamos con los segundos, arrancamos con unos secretos de ibérico con algunas verduras, excelentes, con un chorro de mango por encima que le daba muy buen punto a la carne, de acompañamiento un arroz frito con maíz, guisantes y alguna otra verdura, y unos taquitos, seguramente de carne de cordero, que preferí apartar para no estropear el sabor del cerdo. También algo de arroz blanco para bajar los sabores. Además es de los casos que esa guarnición de verduras no se debe dejar ahí, acompañaba a la perfección, de lo que se podía prescindir era de mojar la carne en la salsa.
Y para terminar otros dos platos, uno carne, ¿de cordero o cerdo? muy picante, para tomar junto con arroz blanco, muy buena también, como se puede ver el picante (y eso sin coger las guindillas) tapaba el resto, pero esta realmente rico, sin anular la capacidad de percibir sabores. Y por último un plato que se me ha quedado algo perdido, parecido a calamar en sabor, pero no debía ser, acompañado por fideos secos y algunas verduras.
En los postres un variado con los cuatro que tienen, donde destacaba mucho las tres texturas de chocolate (helado, crujiente y palitos) y algo menos el pudin de coco acompañado de helado del mismo sabor.
Todo esto acompañado por cerveza japonesa Kirin de botella, sabor seco y perfecto complemento para el picante; también tomamos un cava seco, muy bueno para empezar y postres pero avasallado en la comida por la potencia de los sabores. Como cerveza de grifo tienen Ambar, algo que ni me he planteado, la tengo especial manía.
El precio 40€ el menú, bebidas aparte, en la carta debe oscilar entre 30 y 40, hemos comido más de lo normal.
En cuanto al servicio muy bueno, tres personas en cocina y tres para sala, lo que para el tamaño del local es mucho. Curiosamente te explican cada plato y cómo comerlo, utensilio recomendado, si echarle la salsa o no, choca un poco, pero es realmente útil para conocer su cocina y disfrutarla en plenitud. El trato muy bueno y rápido y además hemos prolongado la sobremesa más allá de lo razonable y en ningún momento nos han dicho nada. Sólo un pero en cuanto al local, a este nivel «los fogones» deberían estar más separados del comedor, el ambiente se carga un poco.
Toda una experiencia por los sabores asiáticos, es curioso como aunque se mezclan varios y algunos son desconocidos, se puede percibir cada uno de ellos por separado, no es un «pastiche» y además cada plato tiene su personalidad propia.
Tras lo visto, yo recomendaría el siguiente menú: rollitos vietnamitas, empanadilla (la frita), secreto ibérico si apostamos por lo flojo y la carne picante si nos aventuramos y para cerrar chocolate tres texturas, acompañando con la cerveza Kirin. Y además de eso, preguntar, seguro que nos explican todas las opciones y nos ayudan a confeccionar un buen menú, la parte «didáctica» la hacen bien.
Pués habrá que ir a cenar un día, no?
ir a un restaurante asiático y pedir unos ibéricos?? he leído bien???
Ibéricos, ibéricos no… es decir no vamos a pedir jamón y chorizo, no te asustes… lo que tomamos era secretos de ibérico una carne muy sabrosa de cerdo, pero preparada con estilo asiático… me parece bien que la base sea un buen producto y se cocine como corresponda… creo que a veces tenemos la idea de que en muchos asiáticos (los chinos baratos principalmente) «todo vale» y creo que el producto es fundamental, por ejemplo en japoneses.
Estaba leyendo el articulo y me ha sorprendido un comentario ke has hecho. Como le puedes tener manía a la Ambar!!!
Para mi es la mejor cerveza de España, seguida de la Mahou por supuesto pero desde luego sin Ambar no podria sobrevivir, soy de zaragoza pero estudio en Madrid y desde luego siempre ke vengo a Madrid me traigo toda la Ambar que puedo
Será cuestión de costumbre supongo, pero a mi no me gusta nada, cuando se queda un poco caliente va a peor, en mi opinión. Pero bueno para gustos colores, lo que me parece es que es muy distinta a la Mahou, será cuestión de volver a probarla, hace tiempo, desde la última vez que estuve en Zaragoza.